transformaciones de la materia
Los sólidos poseen tanto forma como volumen definidos, razón por la cual son rígidos y no pueden fluir. Esto se debe a que las moléculas de un sólido se encuentran en orden y equilibrio, y su único movimiento es vibratorio u oscilatorio en una posición fija. La mayor parte de los sólidos tienen una estructura cristalina, como el diamante y el cloruro de sodio (la sal).
Los líquidos, también denominados fluidos, tienen un volumen determinado pero su forma no es definida. Dado que las moléculas de un líquido tienen libertad de movimiento, los líquidos toman la forma de los recipientes que los contienen. Dependiendo de la atracción que tienen las moléculas de los líquidos entre sí y dependiendo de la temperatura a la cual se encuentran, hay líquidos que tienen menor fluidez que otros. Esta propiedad se denomina viscosidad. Usualmente, entre menor la atracción intermolecular y mayor la temperatura de un líquido, menor su viscosidad y mayor su fluidez. Líquidos como la miel y la glicerina tienen viscosidad alta, mientras que la gasolina y el alcohol, tienen menor viscosidad.
Los gases no poseen forma ni volumen determinados. Debido que los espacios entre moléculas son muy grandes y la atracción entre moléculas se ve reducida, los gases tienen la habilidad de expandirse y ocupar tanto la forma como el volumen de sus contenedores. Los gases tienden a expandirse conforme la temperatura aumenta, pues las moléculas se mueven con mayor rapidez. Si la temperatura disminuye, disminuyendo así el movimiento de las moléculas de un gas, estos se contraen y pueden incluso hacerse líquidos a muy bajas temperaturas.
El plasma es un estado altamente energético, en el cual los átomos de los cuales están compuestas las moléculas, pierden sus electrones. El estado plasmático existe en el sol y en los bombillos de luz fluorescente.
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